Ascenso individual: logro colectivo
Laura Ochoa Rodriguez
Juliana Franco Calvo
Todos somos uno, y en la unidad no perdemos nuestra individualidad
Una mujer sube por una montaña mientras reparte flores de su canasto. Canta, como aquellas mujeres irlandesas que seducen al ganado con su voz. Un canto ancestral y sagrado que viene del corazón mismo de la madre tierra. En su ascender llega a un llano, una especie de templo luminoso, donde se reúnen cada vez más personas. Su unión forma un gran sol…que si es mirado con detenimiento es conformado por muchos soles. Llamas que se encienden desde la expresión de su creatividad y autoconciencia. Somos esta humanidad: todos, todas uno. Acá no hay distinciones y el mismo tiempo, todas somos un universo propio.
El equilibrio entre la pertenencia a un colectivo, a un fin superior y la individualidad, autenticidad propia. Ese es el llamado planetario para empezar este mes de agosto. ¿Cómo armonizo la expresión de mi individualidad con mi pertenencia a algo más grande? Es un llamado también a una responsabilidad social ¿Soy consiente de que no todas ni todos estamos en las mismas condiciones ahora? ¿De mis privilegios? ¿De mis aportes? ¿De los aportes y situaciones de les demás?
El tarot nos habla desde la estrella. Millones de estrellas que brillan en un firmamento, que siguen expandiendo su luz, aunque es posible que ya haya llegado su muerte. El centro no es una sola, ni un sol que deslumbra. Sino miles de millones de soles que brillan sin miedo. No hay temor a opacar a otras. No hay temor a ser opacada. Podemos ser como individuos y ser como colectivo sin que esto sea opuesto.
En el logro de nuestros procesos personales, de estar en nuestras propias cuevas. Percibimos que estamos rodeados, acompañadas, que no estamos solas ni aislados. En la profundidad nos encontramos y desde ahí construimos nueva humanidad. Ese encuentro es nuestra misma integración. El dolor de la separación entre nuestra mente y emociones sale a flote. Dándonos una oportunidad de sanarlo desde la profundidad. De darle un giro sorpresivo para ser uno: cuerpo, mente, alma, emoción.
Una energía que resuena con la de principio de año. La luna llena en acuario del 3 de agosto vibra con la luna nueva del 24 de enero, son dos mandalas que se complementan. Que dialogan. Dos caras de una misma moneda. ¿Qué queremos cerrar en este mes que empezamos a principios de año? ¿De qué nos queremos despedir? ¿Qué hemos aprendido en este proceso?
Es un mes para caminar, andar, recorrer. Ir por el bosque, como la imagen de aquella mujer que abre nuestro texto. Es momento de lo simple, de la humildad. Es tiempo de la co-creación. De hacer en colectivo. De inventar, de darle rienda suelta a nuestra creatividad. Hay mucha energía de duda, de indecisión, de sentirse en uno y varios mundos. O de querer estar en varios mundos. Esa duda, que a veces es temor, se canaliza con nuestros procesos creativos, ojalá grupales.
También nos invita a preguntarnos, a resignificar lo que es individualidad y lo que es comunidad. Una reconstrucción necesaria en momentos donde se tambalean nuestras creencias. Es momento de revolucionarnos, de arriesgarnos, de innovar. De creer que el futuro es ahora.