Puede ser que estemos de acuerdo o no pero al calor de este café, un aguardiente o de un wiskey podremos seguir polemizando. ¿Saldrá algo?
Colombia debe abrir sus puertas a las afganas
Fabiola Calvo
El mayor temor del movimiento de mujeres y feministas en el mundo, de los regímenes democráticos, es la pérdida de derechos de las mujeres con la instauración del nuevo régimen de los talibanes en Afganistán, por lo que consideran que se debe prestar una atención preferente a las mujeres en especial situación de riesgo, sea por haber desempeñado tareas profesionales prohibidas por los nuevos gobernantes, “asistido a escuelas y universidades, conducido su vida al margen de una moral fanática o cualesquiera otros motivos”, como lo expresó un llamamiento.
¿Estará dispuesta Colombia a mostrar un gesto humanitario ante el dolor, la angustia y el desespero de millones de mujeres? ¿Sabremos qué pierde el mundo con el desconocimiento de sus derechos ante nuestros ojos? Perderá usted y perderé yo, tus hijas y las mías.
En Colombia conocemos la guerra, la pérdida de derechos, la muerte y la violencia contra las mujeres y su cuerpo como trofeo, conocemos el exilio para salvar la propia vida y la de los seres queridos. Nuestra diáspora ha sido por los cinco continentes ¿tendremos hoy un gesto de reciprocidad y gratitud?
Para que una pronta respuesta sea real y atendiendo el clamor de mujeres afganas, hago desde este espacio un llamado a la Consejería Presidencial para la equidad de la mujer, ministerios, facultades de comunicación y periodismo, medios de comunicación, periodistas, organizaciones de periodistas para unir esfuerzos y abrir las puertas a mujeres periodistas y otras que estén en alto riesgo.
Tendría que ser una ardua tarea y un profundo compromiso de la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Martha Lucía Ramírez, y es una oportunidad para que deje ver la coherencia entre sus palabras en discursos y la acción en referencia a su defensa de los derechos de las mujeres.
Mujeres en España ofrecen sus casas y cuidados a las afganas y exigen a su gobierno y a la Unión Europea que cumplan con la normativa internacional de derechos humanos e invocan el derecho al asilo para ellas y las personas.
Otras piden al nuevo gobierno de Afganistán mantener las fronteras abiertas para que quienes se encuentran huyendo puedan abandonar el país con mínimas condiciones de seguridad; respetar los deberes elementales de solidaridad y compasión humana admitiendo en los vuelos y convoyes de repatriación de extranjeros al mayor número posible de afganos y especialmente afganas en peligro inminente, hayan estado o no al servicio de Estados o instituciones que los talibanes consideran enemigos.
Por lo tanto, es responsabilidad de los Estados y gobiernos abrir las puertas al éxodo afgano, en especial a las mujeres, de aplicar la tan invocada Convención de Ginebra sobre el derecho al asilo y el refugio.